Siempre me sentí inclinada a la vulnerabilidad que experimentan los niños en la infancia, debido a mi propia experiencia de maltrato. Lo que me llevó a estudiar la carrera de Promotora Sociocultural en Teatro, dedicada con el trabajo social a través del arte. Había nacido en una pequeña ciudad llena de ríos llamada Santa Fe, la cordial. Y por ser tan cordial no me había percatado de las injusticias.
Ya en mi primera juventud con mi propia productora de Teatro me alejé de mi “aldea natal” para acabar desarrollando proyectos creativos para niños en toda Latinoamérica. Pasando por Cusco, Perú y llegando al Bolsón, en la Patagonia argentina.
En este pueblecito de hippies y granjeros, y gracias a dos personas especiales Diego y Elisa, que me transmitieron todo su conocimiento, descubrí un camino espiritual que desarrollé por muchos años, que es la práctica de los “pases mágicos” de Carlos Castañeda. Esta práctica consiste en una serie de movimientos corporales, respiraciones, y consignas de ahorro de energía a través de un tipo de conducta en particular, lo cual lleva a una “consciencia acrecentada”, como la que se consigue cuando soñamos o tomamos plantas alucinógenas o nos enamoramos. Esta práctica meditativa y empoderante, y de amor a la libertad me acompañó por unos años y me enseñó cómo mantener mi consciencia en sueños aprendiendo a hacer proezas de percepción, hacer viajes astrales y mantener estados de semi-trance en la vigilia donde los símbolos del inconscientemente revelen información desconocida muy útil para un camino de autodescubrimiento que nos conduzca a la libertad de percepción. .
Más adelante, viviendo en Buenos Aires, descubrí la Astrología de la mano de la escuela de Eugenio Carutti, un erudito, gran comunicador y brillante antropólogo y astrólogo que creó un enfoque muy innovador dentro de la Astrología Humanística. Esta disciplina servía como un mapa para tomar contacto con una autenticidad más allá de los parámetros del “Ego conocido”. Este enfoque me permitió ver que somos más libres de lo que creemos que somos, y eso se expresa en su concepto de “inteligencia vincular”, la capacidad de conocerme a partir de mis relaciones. Eugenio dice que el mapa natal es el reflejo de nuestra red de vínculos que se manifiestan en el exterior porque internamente tenemos esos caminos previamente trazados. Entonces revisando nuestra interpretación de la realidad y lo que creemos que es el otro, podemos descubrir nuestras creencias, miedos y condicionamientos y así liberarnos de los arquetipos. Esta línea de astrología sólo pudo haber nacido en esta mágica ciudad de intelectuales, poetas y filósofos…
Abierto ese cuestionamiento sobre la psico-emocionalidad y cuál es el mejor tratamiento terapéutico para el mundo interno, retomé en Barcelona mi trabajo con niños ahora a través de la educación activa de rebeca wild con sus consignas de consideración de la emocionalidad del niño y la inteligencia vincular en la educación, y así se fue enriqueciendo mi perspectiva. Allí comencé a leer sobre el empoderamiento de la mujer y feminismo. Entendí por qué no estaba de acuerdo con los enfoques de las disciplinas que había practicado en el pasado: los adultos no tenemos en cuenta las emociones y educamos a nuestros hijos para reprimirlas.
Esto dió con el corazón de lo que quería transmitir: la dificultad del humano en considerar la vulnerabilidad del bebé en la infancia, debido a la dificultad del adulto con su propia vulnerabilidad. Esto es la consecuencia de un anticuado sistema patriarcal que prioriza lo entendido como masculino (la objetividad) sobre lo femenino (lo emociona). Dejándonos sin nuestra más importante basa como mamíferos, la sensibilidad.
Agradezco a esta preciosa ciudad catalana que considero mi hogar por haberme permitido la tranquilidad de abrirme a amigos el alma, al amor, y a la síntesis reparadora que es Astrología Holística ya que el enfoque de género en lo terapéutico me parece de suma relevancia a la hora de tratar las emociones. Esta es la nutrición que las mujeres le debemos al mundo.
Este proceso de viajes profundos al interior de mi ser, y lejanos a regiones desconocidas de mi ser, me ha regalado la posibilidad de re-conectarme con la verdad de mi cuerpo y recuperar la posibilidad de jugar constantemente. Gracias al gran poder femenino que es el amor.
