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Bruja política

“Lo personal es político”:  

El centro de mi cuestionamiento al ámbito de lo espiritual actual, tiene un cariz feminista. El feminismo como teoría critica de la realidad expresa la dificultad del humano (hombre y mujer) en considerar lo femenino como un principio en sí, y no subordinado al masculino. Esto en todos los campos, incluso en el de la búsqueda de dios.

De este ámbito de lo espiritual me encuentro bebiendo hace más de 25 años. Y como buena persona creativa deseo aportar mi mirada.

Y como hija de esta sociedad yo me encuentro patriarcalizada también, es por esto que estoy escribiendo un tipo de ensayo intentando hacerme entender de manera racional, más que un poema que es en el lenguaje con el que me gustaría comunicar la astrología.

Comencemos por decir que en el feminismo hay una frase que me encanta: “Lo personal es político”.

Lo personal está relacionado con el mundo del interior, el inconsciente y lo misterioso. Propio del principio femenino, que podríamos también exponerlo como el principio Yin de los orientales. Planetas como la Luna, Venus, (los llamados “planetas blandos”), se inscriben aquí.

Y lo político, como el ámbito social (fuera de casa). Con valores como la competencia, la excesiva individualidad y el pensamiento racional, propios del principio masculino. Lo que en oriente se conoce como el Yang. Lo que en términos astrológicos son los tradicionalmente llamados “planetas duros”, por ejemplo.

O sea que, dos principios energéticos complementarios, cada uno con su diferencia sexual, fueron puestos uno en subordinación del otro, con fines políticos. Con este antagonismo, se dividió las esferas de influencia y se subordinó a las mujeres a una de menor rango (la del hogar), con prácticamente nula participación en la construcción de la cultura, generando en la humanidad toda, una serie de calamidades y enfermedades pandémicas como la tristeza.

Todo mi trabajo está orientado en “unir lo personal y lo político” en la consulta astrológica. Que alienta a transcurrir la vida sin desoír lo interno, pero a la vez con una participación activa en las relaciones de todo tipo.  

Y por otro lado, saber que hay una parte del trabajo que es social, más que terapéutico.

O dicho de otro modo, que el principio femenino pueda jugar en la arena social con la misma deificación que el principio masculino. Y dicho de una manera más práctica, que hay arquetipos que pueden ser modificados en el interior con la consideración terapéutica del trauma, pero hay otra mucha porción, que corresponde a lo social para lo que se necesita fuerza mancomunada.

Y si no puedes reunirte, concebir que hay parte de la cuestión que no se puede arreglar individualmente cambiando ciertas conductas. (hay algo del mito de Quirón en este espíritu).

En la práctica terapéutica esto quiere decir que más que cuestionarte tanto tu manera de relacionarte, es estar atenta si tu novio no es un imbécil (alerta de salseo).

O, cuando has elegido bien (que no es un imbécil), considerar los factores sociales en el tejido de las relaciones. Lo que va más allá del trabajo en lo individual. Ya que es un cuestionamiento que ha de hacerse a la sociedad. Esto lo dijo Freud y yo lo aggiorné a mi gusto.

Las brujas…

Las brujas eran mujeres que en la privacidad de su hogar, montaban potingues, y amuletos para atraer al ser amado, preparaban brebajes para limpias; y ejercían mucha influencia en la comunidad sin salir de lo privado. Otro mundo era ese. Tenían altares a los ancestros y una relación con el mundo imaginario y los espíritus. En el medio muchos sabores, aromas, música y tradición oral.

El patriarcado creó una grieta entre lo personal y lo político. Y en la mitología esto se tradujo en que las féminas pasaron a ser diosas de lo doméstico (diosas menores ) o esposas de alguien, y los hombres “fueran a la aventura”, o a hacer las cosas importantes del mundo. Como Juno o Hera (asteroide femenino) que era una diosa mayor en la antiguedad de la Grecia preclásica, con identidad propia y gran soberanía. Y que pasó a ser la esposa del dios del cielo Zeus o Júpiter con la reforma patriarcal.

Y de este modo la conexión que habíamos tenido siempre entre el adentro y el afuera, se cortó. Así también como se cortó la magia y la influencia sobre el mundo con ella. Y las brujas perecieron, aunque no para siempre.

La relación con la muerte…

La máxima pérdida de todas, ha sido la desconexión con los ancestros y la muerte.

Progresivamente la muerte se fue satanizando y un oscurantismo imperó sobre lo misterioso, que desde siempre había estado en manos de las féminas. Y un pueblo que no honra a sus ancestros está condenado a repetir en su presente, los errores e incomprensiones de aquellos, quienes siguen vagando como fantasmas, (y mueven muebles a su alrededor).

Las inteligencias femeninas…

Entonces, el resurgimiento de la figura de la bruja representa para mí, un despertar de las “Inteligencias femeninas” que en la antiguedad tenían representación en las deidades correspondientes.

Esta estrategia deliberada de reemplazo de la divinidad femenina y demonización de la mujer y sus poderes, se dio paralelamente al reemplazo de una diosa representante de la naturaleza y los ciclos humanos (una divinidad inmanente), por un dios transcendente. Con la pérdida consecuente de la conexión con el cuerpo, las emociones y el placer. Lo que significó un triunfo para los dioses varones y el principio masculino, echando por tierra un recurso humano de mucha importancia.

Entonces, en este momento de profundas transformaciones post pandémicas, acuario-cuánticas, las que llamo inteligencias femeninas representan el despertar de aquello que se silenció y que tiene que ver principalmente con lo esotérico.

Esto considero que es nuestro aporte específico como mujeres. Lo que estamos intentando encontrar más allá de la mirada del masculino, que nos había definido por muchos años.

Lilith y los asteroides…

Y esta investigación, en lo astrológico, pretende hacer visibilización de aquellas diosas ancestrales que tienen también mitologías anteriores a la Grecia Clásica (de las que se inspira la astrología). Me refiero a los Asteroides Mayores (Juno, Vesta, Ceres, Pallas), y Lilith Dark moon. (También considero de mucha importancia la consideración de los asteroides masculinos como Quirón, Pholus, Nessus.)

Esto aporta no solo representación femenina en el Olimpo sino que también, da pautas terapéuticas concretas para resolver temas específicos de las féminas que tienen una búsqueda trascendental diferente a lo que se consideró la norma por siglos, pero que era sesgo patriarcal. Y aporta para los hombres otra aproximación del principio femenino en su interior.

Digamos que los asteroides por ejemplo, presentan temáticas femeninas específicas que no se tratan de esta manera en otros planetas, como la manera ser pareja a la vez que tener un desarrollo individual (Juno), la sexualidad en términos espirituales (Vesta), el amor incondicional recíproco (Ceres), o hacer aparecer (Pallas). Así también como que Lilith necesita una resignificación menos misógina.

Y decir que, en los signos zodiacales hay también una versión diferente a la masculina, así como mito-historias “prepatriarcales” que la representan. Y con este redespertar de estas inteligencias, se agrega al cuerpo teórico de la astrología, una nueva visión que porta en sí el poder de lo femenino cuando no se frena.

La terapia astrológica holística:

con esta clave he creado un sistema holístico de utilización de la astrología con fines terapéuticos. Mi plus de valor va orientado a los siguientes puntos:

  • La mayoría de terapeutas impulsan a sus pacientes a ponerse en el lugar del otro y comprenderle. Mi propuesta es validar plenamente la subjetividad de cada persona en primer lugar y acompañarla a que se posicione de su parte, y se anime a defenderse y poner límites cuando haga falta. En el caso de las mujeres, este es un valor a obtener y cultivar. Luego, con el tiempo se comprenderá que el disentimiento puede darse sin tanta reivindicación individual. Y eso también lo celebro. Pero, sin considerar el factor social, puede una/o como terapeuta estar invisibilizando una relación de dominación de alguna índole.
  • La consideración de la Luna como el planeta más importante en cuanto constituye la reserva de energía o de la capacidad de amor de la persona. Y si bien es nuestro “mecanismo regresivo”, y allí donde el trauma tuvo lugar, considero que no es la sobra de amor lo que enferma, sino la falta. Denoto las “maternidades patriarcalizadas” que no supieron hacerlo con su capacidad y cualidad específicas, y copiaron un modelo no propio.
  • Tres fases de la evolución humana:

Algunas autoras feministas opinan que el proceso de evolución colectiva se dividió en tres fases históricamente. Una primera fase matrística (oscuridad, caos, inconsciente…), una segunda fase patriarcal (discriminación, orden, y razón). Y por último una tercera fase en la que actualmente estamos, que tiene que ver con la revitalización del femenino olvidado y juzgado de oscuro y caótico, cuando es a la vez esotérico y profundo.

En el proceso de evolución individual también transitamos esas tres fases. La primera es Lunar, y tiene que ver con la indiferenciación en el vínculo, la segunda es Solar y tiene que ver con el empoderamiento y florecimiento personal y la tercera, relacionada con el Ascendente, tiene que ver con el sentido de la cooperación en los vínculos. Utilizamos el mapa natal para hacer esta indagación espiritual terapéutica.

  • La rabia terapéutica:

La/el niño/a no tiene herramientas para defenderse de la presión y exigencia impuesta por las personas adultas. A medida que maduramos es recomendable incluir la ira (esto lo aliento más si somos mujeres), como una emoción necesaria y perfectamente válida para el crecimiento personal. Y su descarga en un entorno terapéutico, permite que la energía bloqueada se libere y tener una percepción clara de la injusticia. Esta fase dará lugar, casi por defecto, a una comprensión posterior más pacífica y fraternizada con los demás. No me refiero a quedarse clavada en la rabia. sino a habitarla como cualquier otra emoción.

  • Inteligencia relacional: es la capacidad de percibir al otro implicado en el vínculo.

Pero, dado que las mujeres estamos hipersocializadas, nuestro verdadero desafío es vernos y nutrirnos a nosotras mismas. De igual modo que al otro.

Este empoderamiento en el autocuidado, y la apropiada autodefensa; hace que podamos ver la relación de forma auténtica, y nos da mayor manejo relacional. No estoy idealizando a las mujeres, hay de todo. Pero sí considero fundamental la consideración de la diferencia sexual en el quehacer terapéutico, como un factor de análisis. Ya que no se puede pedir una buena negociación cuando le pertenecemos a la otra persona. O sea que ha de recuperarse un buen sentido del “yo” para luego comenzar el proceso de compartir. Pero en ese orden.

Mensaje final….

Sigo considerando que para las mujeres, la empatía radical contigo misma/o es la puerta al empoderamiento de los valores individuales primero, y como semilla del aporte posterior al colectivo. Un pincelada que me faltaba en el contenido humanista leído. Luego el amor que emanas como mujer, como talento específico de lo femenino, colocará lo claro y lo oscuro en el lugar correcto.

Muchas mujeres y hombres sensibles se han beneficiado de esta búsqueda.

He creado un curso breve sobre Astrología Holística donde profundizo sobre estas investigaciones que he realizado a lo largo de los años y como se articula en el quehacer de la consulta astrológica. Espero lo disfrutéis tanto como yo:

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